Si bien las amenazas ambientales creadas por la acción antrópica existen desde hace cientos de años, el ecologismo como movimiento social internacional se inicia en los años 60 con la toma de conciencia planetaria y la reacción a los ensayos nucleares. Desde allí hemos recorrido un largo camino de resistencia a las más diversas amenazas, entrelazando saberes y haceres con campesinos, pueblos originarios, grupos de mujeres y muchos otros actores, muchos de los cuales realizaban prácticas ambientales hoy reconocidas como ¨ecológicas” de manera tradicional. Para nosotros, desde nuestro origen de organización ambiental, este nuevo recorrido comienza con la toma de conciencia que no solo debemos resistir los avances del capitalismo sobre la naturaleza y sobre nosotros mismos como seres humanos, sino usar toda nuestra fuerza creativa para transformar la realidad. Si solo resistimos, nos van a terminar venciendo.
Cada día estamos más convencidos que el ambientalismo sigue siendo necesario. Observamos y analizamos la realidad de forma sistémica y profunda, pero entendemos que la teoría solo tiene sentido como parte del esfuerzo de hallar una salida.
Los experimentos alternativos son los embriones del nuevo mundo, movimientos intersticiales a partir de los cuales podrá crecer una nueva sociedad. Si lo pensamos así, todo lo que hacemos adquiere una importancia desmesurada. Estamos creando un mundo nuevo. Porque el mundo entendido como el ambiente social y natural que nos rodea, cambia con nosotros.
Entonces buscamos respaldar el NO por otros haceres que nos permitan transitar el camino hacia un mundo con una lógica diferente. Estos haceres pueden ser resultado de una elección conciente, de una experimentación, o de una necesidad. Holloway, nos señala que “a veces es el simple NO lo que se hace mas evidente en nuestras luchas, pero hay, a menudo o quizá siempre, otro hacer implícito en ese NO”
Recorrer este camino no es simple, está lleno de avances, retrocesos, contradicciones, experimentaciones…por eso no tenemos que perder de vista nuestro horizonte. Partimos de lo particular de cada uno de nosotros, hacia la confluencia colectiva, comunitaria y cooperativa.
Cuestionamos la idea omnipresente de “desarrollo”. Los conflictos que genera ese imaginario son un punto importante confluencia en las luchas sociales y ambientales. Vimos que una definición universal de desarrollo carece de sentido. Existe una pluralidad que, como dicen los zapatistas, consiste en un mundo en el que quepan muchos mundos. Dejar atrás la idea dominante de desarrollo y crear la nuestra propia. Reconocer que todas las iniciativas sustentables legítimas que proliferan, aparentemente inocentes, tienen un gran contenido político que celebramos.
¿Es nuevo? No, para nada. Muchas iniciativas tienen cientos de años. ¿Son alternativas al sistema dominante? Sí. Todo lo que rompe la cadena instrumental de razonamiento y utilitarismo típica del capitalismo, es una iniciativa de sustentabilidad y una alternativa, la posibilidad de tomar un camino diferente. Ante la emergencia socioambiental que ya amenaza la supervivencia planetaria, necesitamos fortalecer el entramado social generando confluencias.