Como Federación comprometida con la lucha por la justicia y...
Read MoreEl mundo se encuentra frente a una gran crisis civilizatoria que nos llama a pensar y construir transiciones hacia formas de producción justas. Entendemos que el capitalismo, el patriarcado, el colonialismo, el racismo y el ecocidio son las caras de la misma moneda de un paradigma que atraviesa nuestros territorios generando múltiples crisis sociales, económicas, ambientales y de salud colectiva.
En un contexto geopolítico de profundización de las desigualdades entre el norte y el sur global, son las mujeres, lesbianas, trans, travestis y demás identidades disidentes, racializades, indígenas, campesines, afrodescendientes y migrantes quienes se encuentran en la franja de mayor vulneración económica, social y ambiental.
Las transiciones que proponemos desde el ecofeminismo resultarán caminos posibles hacia un nuevo sistema más justo, equitativo y ambientalmente sustentable.
Las perspectivas feministas sobre cómo dar forma y llevar a cabo las transiciones son cruciales, ya que esto contribuirá a un análisis y una práctica más holística, que incorpore la voz de quienes han desarrollado históricamente un rol fundamental en la defensa de los territorios, dado que al ser colocadas en el rol de “reproductoras y cuidadoras”, han logrado capitalizar una serie de aprendizajes y conocimientos que han servido para proteger el medio que posibilita el desarrollo de la vida.
La integración de la justicia de género y los principios feministas transformadores son fundamentales, si queremos dar forma a soluciones de transición justa que funcionen para todas, todos y todes.
Para frenar el cambio climático y cambiar el sistema es fundamental reconfigurar la matriz energética y su sistema de producción. Se necesita una transición justa, sin combustibles fósiles, que permita diversificar las fuentes a favor de formas sustentables de producción, concibiendo el acceso a la energía como un derecho fundamental y cuestionando su consumo inequitativo y desigual. El camino es hacia la soberanía energética de las comunidades, quienes deberán decidir formas sustentables de producción de energías, definiendo su destino basado en patrones de consumo equitativos y justos.
Es imperante transicionar hacia la formas de apropiación del espacio y ejercicio de la territorialidad por parte de las comunidades que los habitan, en detrimento de las relaciones de dominio verticales que imponen los actuales sistemas productivos y de especulación del Estado y el capital.
Para construir una economía que ponga la vida en el centro es necesario modificar la estructura del sistema actual. Por eso abogamos por una economía pensada por y para las personas, en el marco de la protección de la naturaleza, la eliminación de las desigualdades y una distribución justa de la riqueza.
Como Federación comprometida con la lucha por la justicia y...
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