La creciente urbanización no planificada está reduciendo los espacios verdes en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), pero ¿qué sucede cuando las comunidades toman la iniciativa para proteger su entorno?. Esta nota nos introduce a reconocer a las comunidades organizadas que mediante su acción colectiva han dado lugar a la creación de reservas urbanas como Santa Catalina, Isla Verde, y lo que fuera reconocido por sanción de Ley de interés Provincial Paisaje Protegido Camino de las Flores.
Los espacios verdes silvestres han quedado marginalizados en la periferia y corresponden a territorios en disputa. En general, estos espacios han sido catalogados como carentes de valor intrínseco y no son reconocidos dentro de la planificación urbana. Por ende, estas áreas verdes constituyen espacios «vacantes» amenazados por el crecimiento urbano, aunque al mismo tiempo representan un gran potencial para mitigar la degradación ambiental y ofrecer espacios de recreación. En algunos casos, estos terrenos son de dominio privado, corresponden a tierras fiscales o se encuentran sujetos a la especulación inmobiliaria.
Reserva Provincial Santa Catalina
Santa Catalina es una Reserva Natural Provincial de 720 ha. Su historia se remonta desde la época colonial escocesa del siglo XXI conocida en ese entonces como “Estanzuela Santa Catalina”, en 1870 su propietario decide donar sus tierras al Estado provincial y es en 1883 que se conforma el primer instituto Agrónomo-Veterinario, bajo el ámbito de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) quien administra el uso del 95% de la superficie hasta nuestros días.
Este espacio verde natural se caracterizó por resistir al avance urbanístico y los impactos producto de la gentrificación poblacional a lo largo del tiempo. Esto ocasionó que sus vecinos/as que habitan su entorno comenzaran a notar cómo la disposición de la basura entre otros problemas, como sentir olor a quemado, comenzaban a afectar la laguna Santa Catalina y se iba formando un basural a cielo abierto. Luego, en 2008 Covelia, una empresa de recolección de basura, logra instalarse comprando 300 hectáreas, por lo cual quedaba la totalidad de la laguna en su dominio, esto alarmó a los vecinos/as que ya venían haciendo denuncias. Es así como comenzaron a juntarse para pensar qué hacer para proteger a Santa Catalina de las ventas ilegítimas. Momento fundante de la organización social a través de la unión de vecinos/ as llamada Vecinos Autoconvocados en Defensa de Santa Catalina. Luego de diversas movilizaciones y la organización popular lograron que se declarase Reserva Provincial.
Reserva Urbana de la Defensa de El Palomar- Isla Verde
Ubicada en la zona oeste del AMBA, posee 113 ha y está lindera a la base militar de El Palomar. Se consolidó como tal gracias a la organización vecinal “Isla Verde” (con este nombre se la conoce popularmente). Quienes forman parte de esta organización vecinal comenzaron a habitar el espacio y descubrieron que aquel lugar que sus abuelos llamaban «el campito», con humedales y con atributos del pastizal pampeano, estaba ahora transformado en microbasurales. Sin embargo, encontraron que es un espacio importante para conservar la biodiversidad: «una isla verde en medio del cemento». Hace ya más de trece años que un grupo de vecinos empezó a transitar y habitar ese territorio y se encontraron con la necesidad de protegerlo. Como resultado de movilizaciones, festivales, proyectos de ley presentados en el municipio, en 2021 a través de un convenio entre el Ministerio de Defensa y el Municipio de Morón se crea la Reserva Urbana de la Defensa El Palomar.
Paisaje Protegido de Interés Provincial “Camino de las Flores”
Camino de las Flores es un área verde de alrededor de 160 ha. Uno de sus extremos está lindero al Sector Industrial Planificado de Almirante Brown (SIPAB). El predio que corresponde a Camino de las Flores es de dominio privado y la posesión de las tierras pertenecen a diferentes dueños (comunicación personal con funcionarios municipales, 18 de julio de 2023). La necesidad de acceder al derecho de un ambiente sano condujo a que, quienes hoy forman parte del Refugio de la Esperanza, comenzaron a visitar el área de Camino de las Flores con las infancias. Estas visitas y la creación de redes sociales del área llevaron a que otras organizaciones socio-ambientales, naturalistas e incluso universidades lo visitaran. Desde el año 2019 se empezaron a llevar a cabo salidas con Clubes de Observadores de Aves (COA) y con la Red de Jardines de Almirante Brown. De esta manera, el público naturalista se vio interpelado por el espacio. También otras organizaciones políticas y ambientales como el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Patria Grande, La Cámpora y Tierra Nativa también se involucraron en su preservación y en la organización y planificación de actividades. Creció también la participación de diferentes proyectos de investigación y extensión de universidades públicas. Como resultado, durante el año 2022 se gestionó una mesa de trabajo con organizaciones sociales, ambientales, académicas y la Secretaría de Política Ambiental y Hábitat de Almirante Brown desde donde se redactó un informe ambiental que acompañó al proyecto de ley. Finalmente, el 12 de abril de 2023 Camino de las Flores se convirtió en Paisaje Protegido de Interés Provincial.
La resistencia reflejada en estas experiencias de organización comunitaria del AMBA frente al avance de la urbanización descontrolada y su compromiso por preservar los espacios verdes ha demostrado que la participación ciudadana puede ser un poderoso motor de cambio. Desde Santa Catalina, Isla Verde hasta Camino de las Flores, estas áreas protegidas son ejemplos de cómo la organización comunitaria tiene como denominador común la protección de los territorios que habitan. Estos grupos, lograron organizarse y difundir cada uno de los espacios que significaban zonas de riesgo para a través de las redes sociales y actividades presenciales interpelar a la comunidad local sobre el valor ecológico y el impacto social en estos territorios.
Estos movimientos «bottom up» o «conservación desde abajo» desafían el modelo urbano dominante a través del intercambio de saberes y una construcción colectiva del conocimiento, y también se construyen herramientas de poder popular y de participación ciudadana. Estas promueven una visión donde el desarrollo urbano debe coexistir con la preservación ambiental, ecológica y el derecho a gozar de un ambiente sano. Frente a un paisaje urbano en constante expansión las comunidades del AMBA han demostrado que con unidad y determinación es posible proteger la biodiversidad que sobrevive en medio del cemento.
Para conocer más sobre estas experiencias podés leer nuestro artículo.