Mekorot, la empresa nacional de agua de Israel, se promociona como líder global en gestión hídrica por su desarrollo e innovación en tecnologías de plantas desalinizadoras, riego avanzado y reciclaje de aguas residuales, entre otras. En los últimos años ha intentado expandir su influencia en América Latina a través de servicios de consultoría en países como México, Colombia, República Dominicana, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina. Sin embargo, su modelo de mercantilización del agua y su falta de transparencia en contratos comerciales han despertado críticas, especialmente por la falta de consulta a las comunidades y por el incumplimiento de normativas locales.
Desde 2022, Mekorot ha establecido acuerdos con gobiernos de 12 provincias argentinas, en el marco de convenios que han generado controversias y críticas. La empresa israeli conocida por su papel en la gestión del agua en territorios ocupados de Palestina, ha sido señalada por organizaciones internacionales y activistas de derechos humanos debido a prácticas que violan el derecho internacional humanitario y el derecho internacional en Derechos Humanos. Los convenios de Mekorot se establecieron sin consulta pública, con escaso acceso a la información respecto a su contenido, la poca información que trascendió revela condiciones desfavorables y violatorias de derechos de la población en general y de comunidades de pueblos originarios en particular. Actualmente, en las distintas provincias y a nivel nacional se lleva adelante una campaña de difusión y sensibilización para denunciar estos convenios y exigir su anulación.
En Palestina sufren las consecuencias del accionar de esta empresa hace décadas y pueden dar testimonio de este accionar corporativo. Ante este panorama realizamos un intercambio con organizaciones Palestinas y Argentinas, para debatir el desempeño extraterritorial de Mekorot y en solidaridad con la causa del pueblo Palestino.
¿De qué modo Mekorot practica el apartheid del agua?
Abeer Butmeh, de PENGON / Amigos de la Tierra Palestina, expuso sobre las políticas hídricas donde Israel niega de forma sistemática el acceso al agua a los palestinos.
“¿Cuántas personas disponen de agua corriente al día? Un 36% de palestinos que disponen de agua cada día, padecen cortes de agua en verano y a veces hasta duran más de dos o tres semanas. En Jordania el agua escasea. Israel tiene acceso en 100%.”
Según Abeer, los israelíes derrochan mucha agua, mucho más que el promedio europeo y el sector agrícola es insostenible. En la actualidad, los y las palestinos que realizan agricultura y dependen del agua para riego, necesitan autorización israelí para regar. Ante las negativas (que rondan el 70%) muchos/as intentan conectarse a las redes de agua por su cuenta, con el riesgo que las instalaciones sean posteriormente destruidas.
Esto es así debido a que gran parte del agua en Cisjordania y Gaza proviene de acuíferos compartidos entre Israel y Palestina. Sin embargo, Israel tiene el control absoluto de la infraestructura hídrica y la gestión del agua, de modo que limita el acceso del bien común a la población Palestina. En Cisjordania, los acuíferos de montañas y fuentes principales de agua están controladas por la empresa israelí Mekorot, que suministra el agua a ciudades y a colonos israelíes, y decide cuánta agua se destinará a Palestina. El agua se está desviando a los colonos para llenar piscinas, pero se niega a la población palestina para los usos más básicos.
Todas estas limitaciones las realiza Mekorot como parte del control israelí del bien común. En la franja de Gaza, donde actualmente se realiza un genocidio denunciado internacionalmente, Mekorot ha cortado todos los recursos hídricos y todo el suministro de agua, especialmente en verano. Se vive en situación de escasez constante en todas las zonas, especialmente en el norte de Gaza donde los palestinos solo reciben 2 o 3 litros per cápita. El agua finalmente es utilizada como un arma en contra del pueblo palestino.
A todo lo antedicho, se suma el resultado de la acumulación de residuos sólidos cercanos a la franja de Gaza: a las muertes por parte de los ataques militares israelíes, se suman muertes por esta contaminación. El Pueblo Palestino necesita nuestro apoyo para terminar con el apartheid del agua, y para eso se tiene que terminar la cooperacion con Mekorot.
Como asegura ATI en su último comunicado, durante el último año, Gaza ha sido testigo de brutalidades, masacres y destrucción indiscriminada y sin límites. Además de los impactos devastadores sobre la vida humana, la agricultura, el agua y la biodiversidad han quedado destruidas y contaminadas, en algunos casos sin posibilidad de recuperación para las generaciones futuras. A octubre de 2024, el 68% de los campos de cultivos permanentes de Gaza mostraban un deterioro importante en términos de su salud y densidad, lo que tendrá un impacto en la nutrición y la soberanía y seguridad alimentarias mucho después de terminada la guerra.
El colonialismo y la lucha Palestina
Según Wesam Ahmad, miembro del Centro para la Ley Internacional Aplicada, es necesario poner foco en numerosas prácticas empresariales involucradas históricamente en proyectos coloniales y dispuestas a expandirse hacia el sur global.
“Compañías como Mekorot están involucradas en el proyecto colonial” afirmó Wesam. La situación de Palestina no es un caso aislado, sino que está profundamente entrelazada con dinámicas geopolíticas en línea con el desarrollo del imperialismo y la ocupación colonial en el territorio. En esta dinámica convergen intereses entre corporaciones privadas, empresas públicas, organizaciones filantrópicas y caritativas que albergan una mentalidad colonial que persiste, hace más de un siglo, consolidándose en la apropiación de prácticas empresariales que benefician la expansión del control territorial como un continuo histórico, empresas como Suez Canal Company operan en ese país desde 1875.
“Es importante entonces, entender el colonialismo y preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí y para eso hay que conocer el contexto histórico, el desarrollo del liberalismo, el imperialismo occidental y cómo se ha dado en otras partes del mundo incluyendo Argentina.”
Después de la ocupación del territorio palestino en 1967 la Corporación Israelí (1968) fue creada con el propósito de obtener petróleo y gas. El control del petróleo era lo que movía a esta empresa, ahora se trata del gas en el Mediterráneo, motor de la colonización que continúa en Palestina.
Esos conflictos y tensiones geopolíticas traen como resultado la explotación de los bienes naturales como el agua mientras que la tierra Palestina sigue sin recibir riego adecuado, sin posibilidades de desarrollo porque el pueblo palestino no tiene acceso. El agua es uno de los bienes en disputa, pero también están los bienes existentes en el mar muerto: potasio, sodio, magnesio, bromo, etc. Es una forma de ver el colonialismo a nivel elemental, cada componente, cada elemento mínimo que pueda someterse a beneficio a explotación, será explotado.
Los pilares de la explotación están interconectados. Hay muchas compañías involucradas en los asentamientos de ocupación y Mekorot es una de ellas.
Nuevos territorios, nuevas resistencias
La Campaña “Fuera Mekorot” en Argentina está conformada por diversas organizaciones de la sociedad civil que confluyen desde dos perspectivas fundamentales: organizaciones ambientalistas que defienden el derecho al agua y a un ambiente sano y organizaciones que trabajan en solidaridad con el pueblo palestino. Desde estas ópticas se suman organizaciones de derechos humanos, pueblos originarios, agrupaciones políticas, agrupaciones sindicales y movimientos populares y comunitarios, en sintonía con expresiones similares en territorio Latinoamericano y Caribeño.
La Campaña se define como una acción global de denuncia por la privatización del agua y en solidaridad con el pueblo palestino. Sus iniciativas forman parte y son promovidas por el movimiento Boicot, Desinversión y Sanción – BDS, espacio conformado en 2005 por sindicatos, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil palestina.
El acuerdo de convenios con Mekorot comienza en 2022 con una visita del entonces Ministro del Interior y varios gobernadores a Israel. Anteriormente, en 2011, la empresa tuvo intentos de acercarse a Argentina con licitación de plantas de tratamiento en la provincia de Buenos Aires. En el caso de la planta en la ciudad de La Plata, fue denunciada y se logró echar atrás. Pero en 2022 se retomaron las negociaciones y se consiguió algún tipo de acuerdo con 12 provincias.
Silvia Ferreyra, representante de la campaña, destacó la participación del actual gobierno alineado con los intereses del sionismo e Israel, en las antípodas de otros países de la región.
A través del Consejo Federal de Inversiones (CFI) se iniciaron los contratos con las provincias, este organismo autónomo e interprovincial, queda por fuera de control y auditorías, de la normativa nacional que rige los organismos nacionales para poder gestionar un monitoreo, lleva adelante las obras públicas, y le permite a Mekorot acceder a las provincias como intermediario, sin posibilidad de participación ni acceso a la información por parte de la población.
En un mapa, Silvia muestra que actualmente hay 10 provincias con convenio firmado por el CFI: Santa Cruz, Chubut, Neuquén, Río Negro, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Jujuy, Formosa. En el caso de otras dos provincias, Santiago del Estero y Santa Fé, el CFI niega que se haya firmado convenio con Mekorot pero sus gobiernos lo afirman ante la prensa. “De las 10 que han firmado convenio, en sólo 5 casos pudimos acceder a su contenido, la otra mitad de los convenios siguen siendo una incógnita, a pesar de haber solicitado la información”.
El contenido de estos acuerdos es muy genérico: diseño de los planes rectores, reformas normativas y de organismos referidos al manejo del agua, criterios para fijar el precio del agua y para su distribución, entre otros aspectos. De los convenios donde se pudo acceder al contenido, en sólo uno se hicieron públicos los términos comerciales, el de la provincia de Río Negro. Las “partes involucradas” comercialmente son Mekorot y el CFI, la provincia no se menciona en ninguna cláusula, sólo firma al pie del contrato. Para todos sus términos rige la legislación de Inglaterra, y en caso de controversia las partes se someten a tribunales con sede en ese país. La propiedad intelectual de todo lo producido -en base a datos brindados por organismos públicos- queda en manos de la empresa, a excepción del informe final entregado al CFI. Las cláusulas de confidencialidad son completamente desventajosas; los obstáculos al acceso a la información pública y la consulta libre, previa e informada a comunidades indígenas violan la normativa vigente tanto a nivel local como nacional.
“Tenemos bien en claro que hay una decisión bien marcada por parte de los gobiernos por avanzar en el extractivismo, para exportar nuestros bienes comunes en beneficio de los poderosos. Mekorot viene a resolver el problema del agua a las empresas trasnacionales que ya están instaladas en Argentina.”
Profundizando esta situación de asimetría entre los Derechos de los Pueblos y los de las empresas, las provincias también adhirieron al RIGI, en conjunto con la ley bases, que entrega beneficios de todo tipo a las empresas. “Queremos denunciar a esta empresa que no es conocida. Opera de manera silenciosa comprando voluntades, no tiene oficinas en américa latina, está diseñando el manejo del agua en la mitad de las provincias de Argentina, pero no tiene personal en el territorio.”
En un contexto fuertemente regresivo, los movimientos socioambientales y las organizaciones en Argentina y Palestina, seguimos tejiendo redes y fortaleciendo luchas. Pese a la criminalización de la protesta: Cristian Diaz, integrante del Comité de Solidaridad con Palestina, estuvo detenido 9 meses.
“Pese a las dificultades que enfrentamos, el rol de la campaña es denunciar a esta empresa y denunciar el apartheid que denuncia Palestina, denunciar el uso del agua como arma de guerra como vemos en Gaza, vincular la lucha contra Mekorot con las demás luchas de defensa del agua y en defensa de la causa palestina, cumplir un rol para terminar con el alineamiento del gobierno a Israel, y denunciar los acuerdos firmados exigiendo su anulación, y defender el agua en nuestro país.”
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